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LAS CORRESPONDENCIA ENTRE C.G. JUNG Y J.B. RHINE: DISTINGUIENDO ENTRE LOS EVENTOS PARAPSICOLÓGICOS Y LOS SINCRONÍSTICOS*
Sally Rhine Feather**, James Hall*** y Victor Mansfield****
En su ensayo Synchronicity: A Acausal Connecting Principle (1978c), Carl Jung menciona varias veces los experimentos de J.B. Rhine y lo importante que estos trabajos eran para él. Dos cajas con correspondencia entre Jung y J.B. Rhine también contiene gran parte de la correspondencia entre ambos. Sin embargo, recientemente se descubrió un archivo más completo de cartas entre en los archivos de Rhine. Por ejemplo, la siguiente cita es de una carta de Jung a Rhine que no estaba en las cajas:
Lamenté mucho no haberle visto cuando estuvo en Europa. Poco después que se marchara me recuperé de mi convalescencia y he podido terminar un trabajo que se basa en gran medida en sus experimentos de percepción extrasensorial que, por cierto, psicólogos y físicos están discutendo intensamente (C.G. Jung, Comunicación Personal a Rhine, del 3 de Septiembre de 1951)
La sorprendente revelación de que el ensayo sobre sincronicidad de Jung "está basado en gran medida en su experimento de percepción extrasensorial" no se pudo encontrar en las Obras Completas de Jung, su correspondencia, o en su autobiografía.
Jung le escribió a Rhine que la principal dificultad con la sincronicidad y la percepción extrasensorial es que se piensa en éstas como producida por el sujeto. "La sincronicidad es una expresión creativa, espontánea y acausal de significación propia del territorio que subyace a la materia y a la psique" -sostenía Jung. |
Aquí exploraremos la relación entre estos dos grandes pioneros y su trabajo. Intentamos desarrollar la idea de que, a diferencia de Jung y de sus biógrafos, la sincronicidad es diferente de los eventos parapsicológicos (Mansfield, 1995). Demostraremos cómo esta distinción nos ayudará a comprender más profundamente ambos fenómenos y su estudio en laboratorio. Y a lo largo de nuestro estudio, presentaremos algunas de estas cartas inéditas.
SINCRONICIDAD Y COMPENSACIÓN INCONSCIENTE
La sincronicidad, según Jung, es un estado psicológico interno, como el sueño, la fantasía o el sentimiento, que se conecta acausalmente con acontecimientos del mundo externo por medio del significado. La definición de Jung exige entender la acausalidad y el significado.
Causalidad/Acausibilidad
Jung usa el término causa en el sentido clásico de una causa eficiente que involucra cierta fuerza, energía o información que viaja de un objeto bien definido a otro. Por ejemplo, al hablar de sincronicidad dice:
Desde un principio, debemos abandonar todas las explicaciones en términos de energía, lo que equivale a decir que este tipo de acontecimientos no pueden considerarse desde el punto de vista de la causalidad, pues la causalidad presupone la existencia del espacio y del tiempo en la medida en que todas las observaciones están, en última instancia, basadas en cuerpos en movimiento. (Jung, 1978c, Párrafo 836)
Cualquier interacción clásica en física sirve de ejemplo, un campo eléctrico que hace que un protón acelere, o, psicológicamente, la ira que provoca la elevación de la presión arterial. Pero en la sincronicidad, no existen conexiones causales entre los estados psicológicos internos y los acontecimientos materiales externos: ningún estado interno causa un acontecimiento externo o viceversa. Llamamos a esto acausalidad horizontal, ya que los estados internos y los eventos externos están en el mismo nivel epistémico, ambos son conocidos conscientemente. También hay acausalidad vertical, ya que no hay causa trascendente o inconsciente. Marie Louise von Franz (1992), cuya contribución al concepto de sincronicidad es posterior a Jung (ver su libro Psyche and Matter, 1992) lo aclara mejor cuando escribe:
Según el punto de vista junguiano, el inconsciente colectivo no es en absoluto una expresión de deseo o metas personales, sino una entidad neutral, de naturaleza psíquica, que existe de manera absolutamente transpersonal. Atribuir la disposición de los acontecimientos sincrónicos al inconsciente del observador no sería otra cosa que una regresión al pensamiento mágico primitivo, según el cual se supone que, por ejemplo, un eclipse podría ser "causado" por la maldición de un hechicero. Incluso Jung advirtió explícitamente que los arquetipos (del inconsciente colectivo) o los poderes psi no eran el agente causal de los sucesos sincronísticos. (p. 231)
De modo que ni el inconsciente, ni los arquetipos, ni otros principios trascendentes son agentes causales de la sincronicidad. Sin embargo, la sincronicidad no niega la causalidad, sino que es un principio complementario o compensatorio. Como dijo Jung (1975): "Es obvio que la sincronicidad es la contrapartida indispensable de la causalidad y en tal medida, podría considerarse compensatoria" (p. 426). Aunque es fácil de afirmar, la acausalidad es misteriosa, sobre todo porque nuestro compromiso con los procesos causales es tan profundo e inconsciente, y tan penetrante en nuestro pensamiento y nuestro lenguaje. Por lo general, creemos que si no hay una conexión causal entre las cosas, entonces realmente no hay ninguna conexión. Afortunadamente, los procesos cuánticos son excelentes ejemplos de procesos profundamente interrelacionados, ya que Jung conocía los trabajos de Wolfgang Pauli (Mansfield, 1995), pero acausales en naturaleza,
Como la mayoría de nosotros, Rhine tenía dificultades para aceptar la idea de conexiones acausales. Después de casi dos décadas de correspondencia con Jung, y en respuesta a un trabajo de sincronicidad de C.A. Meier (no existía una traducción al inglés del ensayo de sincronicidad de Jung disponible hasta entonces), Rhine le escribió a Jung el 17 de julio de 1954:
Profesor Dr. C. G. Jung
Seestrasse 228
Kusnacht, Zurich
Germany
Estimado Profesor Jung:
Acabo de terminar una carta, bastante tardía, al profesor Meier, tratando de responder a su pregunta sobre mi reacción a su trabajo sobre la sincronicidad. Le dije que estaba jugando con el tiempo con esa pregunta y que psicológicamente podría clasificarme como una persona muy cautelosa. En cualquier caso, estuve dispuesto a intentar aferrarme a la hipótesis de causalidad, remendando la interacción psicofísica, suponiendo la energética necesaria.
Creo que, simplemente, es posible que no entienda todo lo que la sincronicidad representa e implica en su concepto. No es que tenga gran confianza en la causalidad o que, en cualquier caso, entienda muy bien lo que podría significar una interacción psicofísica. Se trata más bien de tomar medidas muy cautelosas y tímidas, y lo hago en parte porque estoy decidido de hecho, a ir tan lejos como pueda en esta problemática área.
Hay una posibilidad razonable de que pueda encontrar el tipo de evidencia que puede discriminar entre causalidad y no causalidad en el ámbito psicofísico. De cualquier manera, no voy a dejar mi mente librada a ningún sentimiento de confianza o finalidad por mucho tiempo.
Creo que sería de gran ayuda si pudiera leer su último libro en inglés. No veo por qué un libro tan importante no pueda ser traducido a varios idiomas al mismo tiempo. Ciertamente, si tiene razón acerca de la sincronicidad, habrá una revolución en el pensamiento científico y esto sería oportuno.
Estoy ansioso por escuchar más sobre cualquier avance que haya seguido a la publicación de su libro. Ha surgido algo de un experimento como el de Bender. He leído una serie de críticas bastante buenas, pero todavía quiero ver el original en inglés.
Gracias por su carta y mis mejores deseos para su salud.
Cordialmente,
J. B. Rhine
Más adelante, mostramos cómo una visión más refinada de la causalidad defiende el intento de Rhine de aferrarse a ésta para comprender los fenómenos parapsicológicos. Jung respondió prontamente a la carta de Rhine el 26 de julio de 1954:
Prof. J. B. Rhine
Parapsychological Laboratory
College Station Durham, N.C.
Estimado Profesor Rhine,
¡Gracias por su amable carta! La sincronicidad es, de hecho, un problema difícil y complejo de resolver. La traducción de mi libro al inglés está terminada y la impresión debería estar lista, para que tenga la oportunidad de leerla pronto. Sin embargo, debo advertirle que a pesar de todo tipo de alteraciones que he hecho, sigue siendo un libro difícil que apela principalmente a la función del pensamiento, ya que su principal sustancia consiste en la descripción de un punto de vista bastante poco familiar para nuestra época. Ciertos temas principales de mi libro no han sido comprendidos en absoluto, pero eso es lo que siempre he visto en mis libros: Sólo tengo que esperar unos 10 o 20 años hasta que ciertos lectores puedan comprender lo que es mi pensamiento. Esto suena muy arrogante, y todo el mundo es libre de pensar que estoy escribiendo un estilo particularmente poco claro y oscuro. El mismo escritor tiene que soslayar su propio juicio. Por lo que puedo ver, mi libro todavía no ha tenido ningún efecto perceptible, a excepción de los experimentos del Profesor Bender. Lo he visto recientemente, y me dijo que continúa con éstos exitosamente. Mis mejores deseos para usted. Siempre recuerdo nuestro ruidoso almuerzo en el Restaurant Embajador.
Sinceramente,
C. G. Jung
Sentido
Tenemos que comprender el principio del significado que conecta el estado interno con los acontecimientos en el mundo externo. Esto se entiende con el concepto de compensación inconsciente de Jung. Comencemos con un ejemplo. Cuando V. Mansfield (V.M.) consiguió las copias de las cartas del Rhine y Jung, leyó la primera mitad justo antes de irse a la cama. Pensó "estas cartas son interesantes, pero no hay nada movilizante en ellas." Luego tuvo el siguiente sueño: "Llevaba las cartas en una mochila y le contaba a la gente lo importante que eran". Acaba de terminar la lectura de un cuento de hadas "El Hermano Lustig" (Grimm y Grimm, 1972), en el que San Pedro es una figura iniciática de un engañador que recompensa a Lustig con una mochila mágica. Todo lo que Lustig desea, aparece al instante en la mochila. Al final de la historia, San Pedro le niega la entrada a Lustig al cielo, entonces Lustig engaña a San Pedro para que le devuelva la mochila y luego desea él mismo estar dentro de la mochila. Instantáneamente, se encuentra en la mochila en el cielo, donde San Pedro se apiada y le permite quedarse.
Dado este sueño y la amplificación de las imágenes de VM, tenemos un caso de compensación inconsciente -un intento por parte del inconsciente de corregir una evaluación incorrecta de las cartas o el proyecto de escribir sobre éstas. Para Jung, la principal forma de interacción entre el inconsciente y la conciencia es a través de la compensación inconsciente, la manera que tiene la psique de corregir la ceguera o el desequilibrio del ego y proclamar el proceso de individuación. A través de este principio dinámico se vislumbra la finalidad u orientación del inconsciente. Debido a ello, casi cualquier experiencia psicológica se puede entender como que presenta una nueva visión, compensación o corrección de nuestras deficiencias o prejuicios. Nos preguntamos: "¿Qué intenta hacer el sueño, la fantasía o la irrupción emocional? ¿Qué intenta expresar la psique a través de esta experiencia?" En vez de ver a los fenómenos psicológicos como producidos por mera causalidad, Jung los entendió como intencionales, esforzándose por alcanzar algún objetivo aún inalcanzable. El énfasis cambia de causas eficientes de los fenómenos psicológicos a sus causas finales. ¿Dónde está nuestra neurosis tratando de conducirnos? ¿Qué nos demanda? Como dijo Jung:
Por finalidad me refiero simplemente a la lucha psicológica inmanente por un objetivo. En lugar de tratar de alcanzar un objetivo, también se podría decir un sentido de propósito. Todos los fenómenos psicológicos tienen cierto sentido de propósito inherente a ellos... (1978a, párrafo 456)
Aunque el inconsciente a veces parece estar en conflicto con la conciencia, una apreciación más profunda muestra que ésta es la piedra angular para la conciencia, proporcionar significado y dirección a través de una compensación inconsciente.
Este fenómeno [de compensación] es un tipo de proceso evolutivo en la personalidad misma. Al principio, parece que cada compensación es un ajuste momentáneo de un lado o la igualación de un equilibrio perturbado. Pero con un conocimiento o experiencia más profunda, estos actos de compensación aparentemente separados se organizan en una especie de planicie. Parecen colgarse y en el sentido más profundo a estar subordinadas a un objetivo común, de modo que una larga serie de sueños ya no parecen como una cadena de sucesos incoherentes y aislados sin sentido, sino que se asemejan a los pasos sucesivos de un proceso planeado y organizado de desarrollo. He llamado a este proceso inconsciente qu se expresa espontáneamente en el simbolismo de una larga serie de sueños, proceso de individuación. (1978b, Párrafo 550)
La compensación inconsciente no es, pues, simplemente un principio de equilibrio mecánico que corrige nuestras distorsiones psicológicas y nuestro comportamiento inadaptado. Es una expresión mucho más sutil de la finalidad de la psiquis, el dinamismo que expresa el significado y la inteligencia incorporados en nuestra individuación, nuestro desarrollo en lo que estamos destinados a ser. Es el hilo de Ariadna que guía nuestra huida del laberinto de nuestra propia neurosis hacia una vida significativa.
La noción inherente en Jung de compensación inconsciente es la revolucionaria idea de que alguna causa final opera en nosotros, alguna presciencia de lo que estamos destinados a ser. De lo contrario, ¿cómo podría el inconsciente "conocer" la actitud apropiada u orientación psicológica para nosotros o cómo guiarnos a lo largo de nuestro camino único? El proceso de individuación implica una visión abstracta de lo que estamos destinados a ser, lo que debemos descubrir y ayudar a revelar, y esto inexorablemente implica un conocimiento atemporal y autosubsistente. Este conocimiento atemporal, implícito en el proceso de individuación, se va revelando gradualmente al ego a través de compensaciones inconscientes y ocasionalmente a través de experiencias sincrónicas. Jung (1978c) comenta:
Nos guste o no, nos encontramos en esta embarazosa posición tan pronto como comenzamos a reflexionar seriamente sobre los procesos teleológicos en biología o investigar la función compensatoria del inconsciente, por no hablar de tratar de explicar el fenómeno de la sincronicidad. Las causas finales se distorsionan como queremos, postulando un conocimiento anterior de algún tipo. Ciertamente no es un conocimiento que pueda estar conectado con el ego, y por lo tanto no es un conocimiento consciente tal como lo conocemos, sino más bien un conocimiento "inconsciente", subsistente al yo al que prefiero llamar "conocimiento absoluto". (Párrafo 931)
En el proceso de individuación, se establece un diálogo continuo entre esta presciencia atemporal y el ego. Usando el método simbólico, desciframos la inteligencia expresándose a si misma a través de nuestros sentimientos, fantasías, sueños y, ocasionalmente, experiencias de sincronicidad y el intento de actualizarla en nuestras vidas. A veces esta inteligencia, a la que Jung simbolizaba como el arquetipo del yo, se expresa a través de una experiencia de sincronicidad.
Para que estas ideas teóricas se materialicen, incluimos un relato anónimo en primera persona de una experiencia de sincronicidad en las palabras de la protagonista del reciente libro de V.M. Synchronicity, Science, and Some Kind (1995). Este ejemplo involucra lo que Jung llama "conocimiento absoluto", el espacio y el aspecto témporo-trascencental del inconsciente colectivo.
Cicatrizar Viejas Heridas
Esto ocurrió hace veinte años, cuatro semanas después del nacimiento de mi primer hijo. Yo era un graduado de veintinueve años que vivía en una idílica casa de campo en Cayuga Lake. Mi esposa y yo estábamos disfrutando la paternidad, nuestro bebé era saludable, mi esposa estaba amamantando bien, y las hojas del otoño de colores vibrantes caian a nuestro alrededor.
En dos noches sucesivas, tuve sueños muy similares con mi padre. Nunca en mi vida, ni desde entonces, había soñado con mi padre alcohólico. Nos dejó cuando era niño y casi no tuvo contacto conmigo. Mi madre me crió sola y amorosamente se volvió a casar a los veintiún años. A los ojos de mi madre, era con razón un demonio encarnado. De tanto en tanto, cuando estaba muy enojada por algún mal comportamiento mío, me decía: "¡Eres como tu padre!" Era como la bomba nuclear de las maldiciones.
Estos sueños vívidos retrataron a mi padre bajo una luz muy favorable. En los sueños, me decía que era una persona sensible y poética que no podía vivir con una madre tan agresiva y testaruda. Afirmaba que no era realmente su culpa que se fuera. Los dos sueños sucesivos me parecían muy peculiares, sobre todo porque eran muy parecidos. Los atribuí a mi padrastro, pero todavía eran misteriosos.
Al día siguiente del segundo sueño, el hermano de mi padre me llamó por teléfono; eso me shockeó porque no tenía nada que ver con nadie de la familia de mi padre y no tuve contacto con ellos por quince años. Me dijo que mi padre estaba muriendo en un Hospital de la Administración de Veteranos, en Washington, DC, y que yo debía ir a visitarlo. Inmediatamente le dije: "¿Vendría a verme si estuviera muriendo?" Le dije a mi tío que no tenía ningún interés en verlo ahora después de tantos años.
Colgué el teléfono. La rabia, la amargura y la lástima me envolvían como vapor. ¿Dónde estaba cuando más lo necesitaba? ¿Por qué tuve que llevar al hermano de mi madre a la cena de los padres cuando gané el campeonato de fútbol? ¿Cómo es que el recuerdo más vívido de mi padre es un tropezón en el departamento de mi madre, vomitando todas las paredes del baño? Peleas feroces entre mi padre y mi madre, rasguños en la cara, yo de pie allí, indefenso y lleno de miedo, diciendo: "Mamá, te traeré mi martillo para golpearlo..." todo eso me invadió. ¡Ese podrido bastardo! ¡No, él me hizo un bastardo! Arruinó mi infancia. Ni iquiera pagaba los $5.00 de manutención semanal del tribunal de divorcio. Quizá mi medio hermano, que nació cuando estaba casado con mi madre, a quien nunca conocí, lo iba a visitar al hospital. Cuán vergonzante era ser investigado por los trabajadores sociales para ver si mi madre y yo recibíamos ayuda. Después de tantos años de decirle a la gente que mi padre había muerto en la Segunda Guerra Mundial, ese estúpido vagabundo escribe a mi escuela secundaria y me pregunta si estoy cumpliendo mi obligación militar. ¡Ni siquiera me envió una tarjeta de Navidad! ¿Por qué me estropeó así? ¡Que ese hijo de puta se muera solo como se merece!
Caminé todo aquel hermoso día de otoño llorando a lágrima limpia, entre la amargura y la tristeza. Poco a poco me preguntaba si después de todo lo vería. Comencé a pensar lo bueno que sería decírcelo. Comencé a pensar lo bueno que sería decirle que era abuelo. No sabía qué hacer. Dentro mío estalló la batalla. Había estado leyendo algo de Jung y experimentado con el I Ching. Lo consulté con desesperación.
Apareció el hexagrama "Recolección". Parte de la interpretación dice: "La familia se reúne sobre el padre como su cabeza." Me quedé estupefacto! Ese hexagrama, más los sueños, lo decidieron por mí. Me di cuenta que había algo más grande operando que sólo mi furia y la autocompasión. Todos nos amontonamos en mi auto y fuimos a Washington, DC.
La enfermera de cuidados intensivos me preguntó si ese hombre era mi padre. Confesé, con vergüenza, "No sé". De hecho, ese hombre gris ceniciento con los tubos que entraban y salían de su cabeza, era mi padre. Le dije quién era yo y que había sido abuelo. Me dijo: "Cuando me mejore lo compensaré". Siempre estaba haciendo promesas que nunca podía cumplir. Lloré por él, por mí, por mi madre, por la familia que nunca fue. Limpié la sangre que escurría de su boca. Lo sentí sufrir y observé mi amargura y misericordia disolverse en tristeza por todos nosotros. Me despedí llorando y nunca volví a verlo, ya que murió a los pocos días. Tampoco volví a sentir esa amargura y esa ira hacia él. Sin embargo, aquellas viejas heridas todavía sangran un poco.
La noche después de aquella visita al hospital soñé con un precioso coche negro de los años treinta que me llevaba al lecho de un río detrás de la casa de mi abuelo materno. Recuerdo la casa porque viví allí en mi infancia. A pesar de que no podía darle sentido a ese breve sueño, me sentí muy consolado. Siempre recordé aquella sensación y me preguntaba qué podía significar. Veinte años después, entre la media docena de imágenes que contenían a mi padre, vi a ese hermoso coche negro. En mi niñez había visto esa foto unas cuantas veces. Mi padre se paró delante de él con su pie izquierdo en el tablero y me acuné en su brazo. Ese joven apuesto parecía irradiarse con orgullo y afecto por mí y tal vez algo de ansiedad por su responsabilidad. Esa es la única imagen que tengo de mi padre y mía.
¿Qué significaba todo eso? Ciertamente, necesitaba superar el dolor por mi padre, tanto por mi bien como por el de mi familia. Aunque mi vida había sido muy buena, tenía un nudo de rabia, odio y vergüenza que me envenenaba. Lo tenía que disolver.
Hay otra dimensión. De la auténtica necesidad de confianza en mí mismo y como defensa contra mi dolor y vulnerabilidad, había construido una verdadera armadura a mi alrededor. Con el tiempo las heridas de mi niñez en gran parte habían sanado, pero a expensas de una gran acumulación de tejido cicatricial duro, una especie de envoltura de cáscara. Las heridas fueron reabiertas y la armadura se rompió al experimentar directamente mi pérdida y el sufrimiento de mi padre. Gracias a la preparación de los sueños y la urgencia del I Ching, las heridas podían sanar más con tejido cicatricial menos duro. Lo curioso de la armadura es que evita que el mundo exterior te lastime, pero también te impide expresar tanta ternura o dejar el mundo. En definitiva, es una pesada carga que soportar.
Por supuesto, la experiencia me hizo cuestionar mi relación con el mundo. ¿Cómo "sabía" que mi padre se estaba muriendo?, ¿Cómo sabía que mi profundo dolor debía ablandarse por medio de estos sueños extraordinarios relacionados con mi padre? ¿Cómo pueden las monedas, lanzadas "aleatoriamente", conectarse de manera tan significativa entonces con mi estado psicológico? Sólo tengo respuestas parciales a estas preguntas, pero éstas no desaparecerán.
Más tarde, cuando hablé sobre esta experiencia con Anthony, mi maestro, sólo dijo: "A menos que podamos aprender a perdonar a los demás, nunca nos perdonaremos a nosotros mismos". Esa es la mejor lección (pp. 41 y 44)
Esta experiencia de sincronicidad muestra la relatividad psíquica del espacio y del tiempo. El estado psicológico interno (los dos sueños de su padre) y el acontecimiento externo (la enfermedad mortal y la sanación psicológica) están conectados de manera acausal a través de su significado compartido. Los sueños seguramente no causaron la enfermedad ni es probable que la enfermedad de su padre causara los sueños. Sin embargo, es posible que se haya producido un vínculo telepático causal. Si existe tal relación causal entre la culpa o el dolor del padre por su hijo y los sueños del hijo, entonces este no sería un caso de sincronicidad acausal. Hacemos hincapié en que los fenómenos parapsicológicos pueden acompañar a los fenómenos de sincronicidad, pero hay muchas experiencias de sincronicidad que no son fenómenos parapsicológicos (ver Mansfield, 1995). Además de una conexión acausal entre un contenido interno y uno externo, debe estar presente un significado arquetípico, el sine qua non de la sincronicidad. Este significado de transformación es evidente en el presente ejemplo.
Si seguimos a Jung, tampoco podemos decir que el inconsciente o un arquetipo causó la sincronicidad. En cambio, tanto el estado psicológico interior como el acontecimiento exterior correspondiente encarnan el mismo significado crucial para su individuación. Estas experiencias de sincronicidad también expresan numinosamente la unidad subyacente de la mente y la materia. Von Franz (1992) enfatiza el significado y la unidad que son centrales a la sincronicidad:
Para Jung, la individuación y la realización del significado de la vida son idénticas, ya que la individuación significa encontrar el significado de sí mismo, que no es otra cosa que la propia conexión con el significado universal. Esto es algo distinto de lo que se refiere hoy con términos como la información, la superinteligencia, o la mente cósmica o universal porque el sentimiento, la emoción, el Todo de la persona, está incluido. Esta conexión súbita e iluminadora que nos afecta en el encuentro con un acontecimiento sincrónico representa, como bien lo describe Jung, una unificación momentánea con dos estados psíquicos: el estado normal de nuestra conciencia que se mueve en un flujo de pensamiento discursivo y en un proceso de percepción continua que crea nuestra idea del mundo llamada "material" y "externa"; y de un nivel profundo donde el "sentido" del Todo reside en la esfera del "conocimiento absoluto." (p. 258)
Es precisamente esta unificación de nuestra imagen del mundo material con los niveles más profundos de nuestro ser lo que hace de la sincronicidad una idea revolucionaria, con repercusiones mucho más allá de la psicología. Cualquiera que sea el significado arquetípico de una experiencia de sincronicidad, la expresión de unidad es siempre primordial. Como dice von Franz (1975):
Lo más esencial y, ciertamente, lo más impresionante de los eventos de sincronicidad... es el hecho de que en ellos la dualidad alma/materia parece diluirse. Por lo tanto, son una indicación empírica de una unidad última de toda existencia que Jung, usando la terminología de la filosofía natural medieval, llamó el Unus Mundus." (p. 247)
Como cualquier idea revolucionaria que desafía la cosmovisión dominante, el concepto de sincronicidad de Jung se encuentra con la resistencia y el malentendido tanto dentro como fuera de la comunidad junguiana. Después de una de las muchas ruegos de Rhine para que escribiera sus experiencias parapsicológicas, el 25 de septiembre de 1953, Jung (1975) escribió:
No estoy seguro si puedo reunir todos mis recuerdos respecto a mis acontecimientos parapsíquicos. Son muchos. La acumulación de todas estas historias no me parece rentable. La colección de Gurney, Myers y Podmore han producido muy poco efecto. La gente que sabe que existen tales cosas no necesita más confirmación, y las personas que no quieren saber son libres, como hasta ahora, de decir que son cuentos de hadas. He encontrado tanta resistencia desalentadora que estoy ampliamente convencido de la estupidez de la comunidad culta. (p. 126)
EL TRABAJO DE RHINE QUE INFLUYÓ EN JUNG
J.B. Rhine era un joven instructor de psicología en la Universidad de Duke cuando escribió por primera vez a Jung el 14 de noviembre de 1934:
Estimado Doctor Jung:
Después de haber visto su interesante contribución, Modern Man in Search of a Soul (El Hombre Moderno en Busca del Alma) pensé que podría estar remotamente interesado en mi trabajo publicado en un volumen, Extra Sensory Perception [Rhine, 1934], y por lo tanto le pedí a los editores que pusieran su nombre en la lista de ejemplares sin cargo… (Continúa describiendo sus experimentos en Duke)… para poner a prueba la capacidad de la mente humana para exteriorizarse o externalizarse. Tenemos algunos resultados que parecen ser interpretables sólo a la luz de algún principio. El profesor McDougall [que fuera mentor de Rhine y director del Departamento de Psicología en Duke] me contó su interés en este principio en base a algunas observaciones personales que usted ha hecho.
La monografía Extra Sensory Perception fue el primer informe de pruebas de adivinación de naipes que Rhine había iniciado en 1930 bajo la dirección de William McDougall. Los esfuerzos previos de Rhine para evaluar la investigación psíquica en cualquier forma cuantificable o conclusiva no resultaron exitosos. En esta prueba, los sujetos adivinaban el orden de cartas ocultas compuestas por cinco diseños geométricos simples (estrella, cruz, círculo, cuadrado y líneas onduladas). Se seleccionaron estos diseños porque eran fácilmente distinguibles, recordables y sometidos a análisis matemático.
Marie-Louise von Franz (1915-1998) fue una analista junguiana suiza que fundó el C.G.Jung Institut en Zúrich (Suiza) y escribió más de 20 volúmenes sobre psicología analítica, especialmente cuentos de hadas y su vinculación con lo arquetípico y la psicología profunda. Para von Franz el éxito de la percepción extrasensorial en el laboratorio muestra que la ordenación acausal es general y regular, y describe un experimento de sincronicidad propuesto por Jung al final de su vida. |
Lo que había comenzado como una prueba exploratoria de un semestre con los estudiantes de Duke en sus clases de psicología permitió el descubrimiento de varios de estudiantes que obtuvieron puntajes muy altos cuando se probaban individualmente en series separadas. Al final de dos años de pruebas, los resultados generales resultaron muy significativos, incluso cuando las condiciones experimentales eran cada vez más estrictas y se imponían mayores controles. En 1932, Rhine y su equipo sentía que había demostrado la existencia de fenómenos psíquicos, a lo que Rhine llamó "percepción extrasensorial". Pero más importante aún, habían observado que las puntuaciones de los sujetos mostraban relaciones naturales, al igual que ocurre con los fenómenos psicológicos normales (es decir, el desempeño disminuye con la fatiga o recurriendo al uso de cafeína). A juzgar por las referencias de esto en el ensayo de sincronicidad, la prueba de la adivinación de cartas impresionó a Jung.
Estimulado por el éxito, la reacción pública positiva y el apoyo del departamento, el trabajo de Duke se expandió e incluyó otras variables independientes, como la distancia, el tiempo y los factores psicológicos. Las condiciones experimentales y la metodología eran refinadas, en gran parte en respuesta a las críticas de los escépticos que había recibido la monografía de parte del mundo científico. Con fondos recaudados casi sin ayuda, Rhine estableció el Duke Parapsychology Laboratory en 1935. En 1937, para proporcionar un foro para aquellos experimentos de parapsicología que eran rechazados por las publicaciones ortodoxas de la época, se publicó el Journal of Parapsychology.
En 1940, Rhine envió a Jung una copia de su tercer y último libro, Extra Sensory Perception After Sixty Years (Percepción Extra Sensorial Después de Sesenta años) (Pratt, Rhine, Smith, Stuart y Greenwood, 1940). Escrito junto a cinco colegas del Duke Parapsychology Laboratory, este libro resumió el extenso trabajo realizado hasta ese momento en Duke. Respondió con cierto detalle a las 35 críticas que existían en aquel momento. En respuesta a este libro, Jung respondió amablemente: "Querido Dr. Rhine; su volumen me ha llegado a salvo a pesar de la guerra; es un trabajo muy interesante y valioso que ha producido con sus colaboradores. Me alegra que alguien haya emprendido el trabajo tan pacientemente como para producir una base inquebrantable que demuestre la Percepción Extra-Sensorial" (C.G. Jung, Comunicación Personal, 24 de Julio de 1940).
La correspondencia entre Rhine y Jung continuó, de tanto en tanto, durante las próximas dos décadas, incluso durante los años de la guerra. Intercambiaban sus libros más recientes, se preguntaban recíprocamente por la salud, y con frecuencia expresaron su aprecio y admiración por las ideas o logros uno del otro. El 1ro. de Abril de 1948, Jung (1973) escribió a Rhine sobre su libro The Reach of the Mind (Rhine, 1947):
Estimado Dr. Rhine
He leído su libro con gran interés y le agradezco mucho por enviarme más de una copia. La gente lo lee mucho aquí y lo he recomendado a varios físicos interesados en asuntos psicológicos y parapsicológicos. Creo que es una de las mayores contribuciones al conocimiento de los procesos inconscientes. Sus experimentos han establecido el hecho de la relatividad del tiempo, el espacio y la materia con referencia a la psique más allá de toda duda. (Página 495)
Como podemos deducir de las referencias en el ensayo de sincronicidad, la explicación de la psicoquinesis en el libro The Reach of the Mind (El Alcance de la Mente) también impresionó a Jung. Rhine presentó un experimento que demostraba resultados estadísticamente significativos de la capacidad de un sujeto para influir en los dados lanzados mecánicamente.
Rhine y Jung estaban unidos por su gran interés en la capacidad de la psique para trascender los límites del tiempo y el espacio, aunque estos dos pensadores independientes llegaron a este área de común interés desde diferentes caminos y miradas. Jung llegó a lo paranormal y, finalmente, a su concepto de sincronicidad por sus propias experiencias y la experiencia clínica. Rhine, por otra parte, nunca tuvo una experiencia extrasensorial significativa propia, pero llegó a la parapsicología a causa de las implicaciones científicas y filosóficas de los fenómenos. Para Rhine, la prueba definitiva de la autenticidad de lo paranormal eran las rigurosas y repetidas pruebas de laboratorio, el foco principal del trabajo de su vida. Para Jung, estos datos de investigación eran tranquilizadores, personal e intelectualmente, dando legitimidad a sus propias experiencias, pero Jung continuó desarrollando sus formulaciones conceptuales con una base mucho más amplia que lo que lo hizo Rhine.
Los dos hombres respetaban los intentos de cada uno de dar sentido a los datos de PES y PK, pero no abrazaron el punto de vista del otro. El concepto de causalidad de Rhine permaneció conservador, y es difícil que haya comprendido completamente el concepto de sincronicidad de Jung. No tenía inclinaciones hacia asuntos filosóficos, ni tenía ninguna formación especial en este sentido. En su libro de 1953, New World of the Mind (Nuevo Mundo de la Mente), Rhine expresa sus ideas sobre psi y la causalidad de la siguiente manera: "Hasta que haya una razón que indique lo contrario, naturalmente continuaremos tratando de pensar en los fenómenos psi en términos de causalidad (Aun cuando respetamos la sugestión del Dr. C.G. Jung de la hipótesis psi para la sincronicidad pueda suplantar a la causalidad)" (p. 82).
DISTINGUIR LA SINCRONICIDAD DE LOS EVENTOS PARAPSICOLÓGICOS
Causalidad
Como hemos comentado antes, Jung utiliza la causalidad para significar una causa eficiente o una interacción donde una cosa bien definida afecta a otra a través de la energía o el intercambio de información. Por ejemplo, von Franz (1992) escribe: "Jung sólo presumía lo mismo que casi todos los físicos clásicos de hoy: que la causalidad implica una interacción demostable dentro del continuo del espacio-temporal. Todas las demás formulaciones representan para Jung, un exceso de estiramiento del concepto de causalidad..." (p. 243)
Jung estaba profundamente impresionado con que las correlaciones de Rhine no declinen con la distancia entre el emisor y el receptor. Tampoco importaba si el orden de las cartas se adivinaba mucho antes de que realmente se hubieran barajado. Varios descendientes modernos de los experimentos de Rhine han confirmado estos efectos. Jung (1978c, párrafos 832-836) interpretó este efecto como una fuerte evidencia de acausalidad, pese a la resistencia de Rhine.
Los científicos contemporáneos, por lo general, evitan posiciones filosóficas demasiado rigurosas sobre la causalidad como la que sostiene Jung; prefieren enfoques más pragmáticos. Roger Newton (1970) da una excelente posición y se refiere al uso de causalidad junguiano como "causalidad histórica" cuando escribe:
El único método más práctico e infalible de probar científicamente una conexión causal entre A y B es "mover" a uno de ellos y observar la respuesta del otro. No estamos interesados aquí en lo que podríamos llamar "causalidad histórica" (estableciendo una conexión causal en una sola cadena de eventos) sino en "causalidad científica" (estableciendo una conexión con eventos repetibles)... Es el control externo de A junto con la correlación con B que establece, en buen sentido humeano, la conexión causal entre ellos, así como el hecho de que A es la causa y B el efecto. (pag. 1570)
Con esta terminología, los experimentos parapsicológicos son acausales en el sentido junguiano (causalidad histórica), pero muestran una "causalidad científica", ya que se pueden establecer conexiones repetibles entre los eventos físicos y mentales de manera confiable. Por lo tanto, podemos comenzar a comprender el sabio el intento de Rhine de aferrarse a la causalidad en parapsicología, aunque no tuviera una visión más específica de la causalidad que la que estamos usando aquí. Por otra parte, puesto que la sincronicidad es una expresión espontánea, no repetible, del Unus Mundus, el terreno unitario que subyace tanto a la materia como a la psique, es histórica y científicamente "acausal". Por lo tanto, Jung enfatizaba el aspecto absolutamente acausal de la sincronicidad.
En mecánica cuántica, hay innumerables fenómenos que no tienen ninguna causa o se desconocen sus causas, pero muestran regularidad y legalidad, que sólo se pueden encontrar si se examina un gran número de eventos. Por lo tanto, estos fenómenos no son sólo "históricamente acausales" sino también científicamente "causales".
A partir de una comprensión moderna de la causalidad y la mecánica cuántica, sugerimos que los fenómenos parapsicológicos son expresiones acausales de las leyes naturales. Aunque son claramente acausales (en el sentido junguiano de la causalidad histórica), también tienen causalidad científica por ser fenómenos repetibles y controlables. En este sentido, los fenómenos parapsicológicos son expresiones acausales de las leyes naturales, pero, como en el caso de las experiencias verdaderas de sincronicidad, no son expresiones acausales del arquetipo de sentido, el yo, guiando el proceso de individuación.
Figura 1. Clasificación de las conexiones acausales
Apliquemos el esquema de clasificación mostrado en la Figura 1 a un problema específico. Jung (1975) escribió a Rhine: "La principal dificultad con la sincronicidad (y también con la percepción extrasensorial) es que se piensa en ésta como producida por el sujeto, mientras que yo pienso que está más bien en la naturaleza de los eventos objetivos" (p. 180). La sincronicidad es una expresión creativa, espontánea y acausal de significación propia del territorio que subyace a la materia y a la psique y no "producida por el sujeto". Tal significado, ya sea en un sueño, una fantasía o una sincronicidad, no puede ser algo deseado por el ego o bajo su control, por el contrario, no puede compensar al ego. Esto sugiere que los efectos parapsicológicos, que dependen de la volición por sobre la intención del sujeto, difieren de la sincronicidad. También existe la posibilidad de que los eventos parapsicológicos puedan ser concomitantes con la volición y la intención sin ser provodados . El problema de la volición plantea una dificultad, ya que Jung (1978c), en su ensayo de sincronicidad, también escribe:
Entre los experimentos de Rhine también debemos mencionar los experimentos con dados. Un sujeto debe lanzar los dados (que lo hace un aparato), y al mismo tiempo tiene que desear que un número (digamos, el 3) aparecerá tantas veces como sea posible. Los resultados de este experimento llamado PK (psico-kinesis) fueron positivos, cuantos más dados se usen a la vez. (p. 434)
Más adelante en este ensayo, Jung dice: "El experimento con dados demuestra que los cuerpos en movimiento también pueden influir sobre un resultado psíquicamente, porque no se lo puede predecir desde la relatividad psíquica del espacio y el tiempo" (párrafo 978). De modo que, por un lado, Jung nos dice que un sujeto no puede producir sincronicidad (para Jung incluye a la PES, y a su vez también a la psicokinesis), mientras que, por otra parte, se basa en experimentos en los que "los cuerpos también pueden ser influenciados psíquicamente", o el sujeto desea o causa el resultado. Eliminamos esta confusión si distinguimos la sincronicidad de los fenómenos parapsicológicos. Entonces los fenómenos parapsicológicos, como la psicoquinesis, también pueden ser "científicamente causales" en el sentido anterior (estableciendo una conexión de eventos repetibles) y esto los hace estadísticamente susceptibles a la volición humana, pero no en un sentido estrictamente causal o determinista. Por supuesto, cómo la volición humana puede influir sobre la materia sigue siendo un misterio.
Sentido
Para justificar la distinción entre eventos sincronísticos y parapsicológicos completamente independientes, leamos un argumento basado en el significado de la sincronicidad (Mansfield, 1999). Los significados se utilizan aquí en el sentido técnico empleado por Jung y von Franz: El significado arquetípico de una experiencia de sincronicidad, expresada a través de la compensación inconsciente, que busca transformar el ego.
Tanto Jung como Rhine respetaban los intentos de dar sentido a los eventos parapsicológicos, pero no estaban recíprocamente de acuerdo. El concepto de causalidad de Rhine era más conservador y es poco probable que Rhine mismo haya comprendido el concepto de sincronicidad de Jung porque no tenía inclinaciones hacia problemas filosóficos: "Hasta que haya una razón que indique lo contrario, naturalmente continuaremos tratando de pensar en los fenómenos psi en términos de causalidad…" -y advierte: "Aun cuando respeto la sugerencia del Dr. C.G. Jung de una hipótesis psi para la sincronicidad en sustitución para la causalidad." |
Consideremos a cualquiera de los fenómenos parapsicológicos antes mencionados. Normalmente estos fenómenos resultan en conexiones o correlaciones significativas, como creían Jung y von Franz. Es cierto que los fenómenos parapsicológicos a veces pueden ser psicológicamente convincentes y nos alertan sobre la posibilidad de conexiones acausales entre la psique y la materia -no cosas pequeñas. Para algunas personas, estas ocurrencias parapsicológicas acausales podrían ser una experiencia numinosa que ofrece una compensación inconsciente, profunda y significativa, para el individuo. Esto sería una verdadera experiencia de sincronicidad, aunque su naturaleza parapsicológica sería más incidental que necesaria. Sin embargo, para la mayoría de las personas, los fenómenos parapsicológicos tienen poco que ver con su individuación: el concepto junguiano de un camino hacia la totalidad, o el único sendero hacia una vida significativa.
Como dicen Jung y von Franz, si se manifiesta algún significado trascendental tanto en el mundo interior como en el exterior, entonces debemos interpretar simbólicamente la experiencia sincrónica, como un sueño numinoso: una expresión específica de dirección del arquetipo junguiano del Yo. Difícilmente podríamos decir esto de cualquiera de los experimentos parapsicológicos antes mencionados.
Una interpretación de un sueño simbólicamente rico y numinoso no sería completa ni satisfactoria si sólo se limitara a reafirmar la existencia del inconsciente. Tal interpretación no mostraría cómo este sueño es una expresión específica de la individuación de esa persona. Análogamente, sugerimos no considerar los fenómenos parapsicológicos como sincronísticos simplemente porque ilustran las conexiones acausales entre un estado subjetivo y eventos objetivos. Proponemos reservar la palabra sincronicidad sólo para aquellos acontecimientos conectados que expresan algún significado específico y arquetípico, una muestra particular de la compresión inconsciente. La clasificación de Jung de los fenómenos parapsicológicos como sincrónicos no es totalmente coherente con su propia definición de sincronicidad como conexión acausal a través del significado, donde el significado es una expresión del yo en nuestra individuación. La Figura 2 ilustra con mayor precisión nuestro esquema de clasificación.
Figura 2. Revisión de las categorías de conexiones acausal de Jung.
Rara vez existen límites definidos en psicología. La zona gris que separa la sincronicidad de los fenómenos parapsicológicos es un intento de reconocer la distinción entre estos fenómenos que no siempre puede ser preciso o fácil de trazar. El significado podría estar allí, sólo si tuviéramos los ojos para verlo. Es verdad que incluso si no podemos articular el significado de una experiencia psicológica a veces puede ser transformadora, y la compensación inconsciente puede ser aún efectiva. Sin embargo, la condición sine qua non para todas las experiencias verdaderamente sincronísticas es la significación de la compensación inconsciente, el sendero genuino hacia el inconsciente. La estricta aplicación de este criterio elimina ciertas experiencias parapsicológicas que otros podrían considerar sincronísticas.
En el caso de las pruebas de laboratorio de los fenómenos parapsicológicos, la distinción que estamos sugiriendo es más fácil de hacer; sin embargo, en los casos espontáneos, la distinción es mucho más difícil. Al igual que las experiencias de sincronicidad, estos casos ocurren esporádicamente y a veces son emocionalmente convincentes. Nuestra sugerencia es que, a menos que estas experiencias espontáneas sean una expresión de una compensación inconsciente inductora de la individuación, una manifestación del sentido de propósito del inconsciente, será diferente de la sincronicidad. Sin una estricta interpretación de la sincronicidad, estamos constantemente en peligro de confundirla con fenómenos parapsicológicos. Esto daría lugar a una pérdida de claridad, especialmente porque nuestra comprensión actual de ambos fenómenos es muy elemental.
No entendemos a Jung (1978c) cuando dice: "Los experimentos de Rhine nos confrontan con el hecho de que hay acontecimientos que están experimentalmente relacionados entre sí, y en este caso de manera significativa, sin que no haya ninguna posibilidad de probar si esta relación es causal..." [la cursiva es de Jung] (pág. 435). ¿Qué quiere decir "de manera significativa"? Si una correlación mayor que el azar tiene lógica en el sentido convencional de la palabra. Se la puede analizar matemáticamente, se puede hablar inteligiblemente sobre ella a los demás, y así sucesivamente. Sin embargo, su significado no es la forma en que Jung normalmente usa el término. Como dice von Franz (1992): "La realización de significado no es, sólo una simple adquisición de información o de conocimiento, sino una vivencia que toca tanto el corazón como la mente" (pág. 257) ¿Podemos decir que los estudios de laboratorio en parapsicología tocan tanto el corazón como la mente?" ¿Estas correlaciones estadísticas están expresando el yo -el arquetipo del significado? ¿Son la revelación creativa y espontánea de nuestra totalidad, de lo que estamos destinados a ser? Jung también tenía dudas sobre clasificar lo parapsicológico como un tipo de sincronicidad debido a la falta de un significado arquetípico en la parapsicología experimental, por ejemplo, escribe (1978c):
Las coincidencias significativas -que se distinguen de las agrupaciones fortuitas sin sentido- parecen estar por debajo una base arquetípica. Todos los casos de mi experiencia al menos -y hay un gran número de ellas- muestran esta característica... Aunque cualquiera con mi experiencia en este campo podría fácilmente reconocer su carácter arquetípico, tendrá dificultades para vincularlos con las condiciones psíquicas en los experimentos de Rhine, porque éstos no tienen ninguna evidencia directa de una constelación del arquetipo. Tampoco la situación emocional es la misma que en mis ejemplos. Sin embargo, hay que recordar que, con Rhine, la primera serie de experimentos produjo los mejores resultados, pero luego decayeron rápidamente. Cuando fue posible despertar un nuevo interés en un experimento esencialmente aburrido, los resultados mejoraron de nuevo. De esto se desprende que el factor emocional juega un papel importante. Sin embargo, la afectividad descansa en gran medida en los instintos, cuyo aspecto formal es el arquetipo. (Párrafo 846)
En los dos párrafos que siguen a esta cita, Jung señala que los fenómenos sincronísticos y parapsicológicos son similares en que ambos tienen un aire de imposibilidad. A pesar de este paralelo, y el papel de las emociones en ambos tipos de fenómenos, Jung se preocupa porque la sincronicidad tiene un "fundamento arquetípico" y los experimentos de Rhine "no tienen ninguna evidencia directa de una constelación arquetípica".
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Dada la preocupación de Jung que también podría haber agregado argumentos para distinguir a los fenómenos sincronísticos de los parapsicológicos, es razonable preguntarse por qué no lo hizo. Jung no pudo distinguirlos porque quería el apoyo de los experimentos de Rhine para su nuevo concepto de sincronicidad. Es evidente, a partir del primer párrafo del ensayo de sincronicidad de Jung, que abordó este tema polémico con temor. También citamos una carta de Jung a Rhine en nuestra sección final que describe el fuerte deseo de Jung de haber colectado un "material coherente siguiendo ciertas líneas científicas". Por lo tanto, creemos que la confluencia de la sincronicidad con los fenómenos parapsicológicos en laboratorio sirvió al deseo de Jung por la legitimidad, una preocupación compartida por muchos investigadores en parapsicología.
Dos cartas de Jung a Rhine, y Rhine a Jung, que dan testimonio del intercambio de correspondencia entre ambos pensadores. Rhine recuerda un almuerzo durante una corta visita New York en un "ruidoso" restaurant de New York. |
Hacemos hincapié en que la distinción entre parapsicología y sincronicidad de ninguna manera disminuye la importancia de la parapsicología. Lo parapsicológico podría no estar íntimamente conectado con el significado arquetípico que impulsa a nuestra individuación. Sin embargo, estos estudios meticulosos de los fenómenos parapsicológicos en laboratorio, con toda su consistencia y repetibilidad (su causalidad científica) tienen más potencial para revolucionar la ciencia y nuestra cosmovisión que los impredecibles fenómenos de sincronicidad. Por toda su numinosidad, las experiencias de sincronicidad son, por propia naturaleza, resistentes al tipo de investigación empírica que se requiere para que se integren a nuestra comprensión científica moderna. Mientras que la sincronicidad habla directamente a la evolución de nuestro ser subjetivo, los estudios parapsicológicos de laboratorio nos hablan más directamente de nuestra comprensión objetiva de la naturaleza.
SENTIDO DE ORDENACIÓN GENERAL ACAUSAL
Si examinamos la noción más inclusiva de Jung del sentido de ordenación general acausal, de la cual la sincronicidad es parte, podemos armonizar nuestra interpretación algo restrictiva de sincronicidad con un uso más amplio del término. Jung (1978c) describe este principio de orden acausal más inclusivo:
Me inclino de hecho a la idea de que la sincronicidad en sentido estricto es sólo un caso particular de ordenación general acausal, que es la equivalencia de procesos físicos y psíquicos donde el observador está en la afortunada posición de ser capaz de reconocer el tertium comparationis*. Pero tan pronto como percibe el trasfondo arquetípico, se ve tentado a trazar la asimilación mutua de los procesos psíquicos y físicos independientes a un efecto (causal) del arquetipo, y así pasar por alto el hecho de que son meramente contingentes. Uno puede evitar este peligro si se considera a la sincronicidad como un caso especial de generalidad (p. 516)
Jung considera a la sincronicidad ("en sentido estricto") como un caso especial -o un subconjunto de fenómenos- mucho más amplio de ordenamiento general acausal. La equivalencia de procesos psíquicos y físicos "es una equivalencia de significado que proporciona el Tertium comparationis (del latín "tercera parte de la comparación", esto es, la cualidad que tienen en común dos cosas cuando se las compara -NdT) de Jung. La frase "son meramente contingentes" se refiere al proceso psíquico y físico. El significado arquetípico es el aspecto primario y esencial de una experiencia de sincronicidad, mientras que los correlatos psicológicos y físicos son contingentes y accidentales. De acuerdo a Jung (1978c), "los factores a priori como las propiedades de los números naturales, las discontinuidades de la física moderna, etc... [y] los fenómenos constantes y reproducibles" (p. 516) caen en la categoría de ordenamiento general acausal.
Sugerimos que los fenómenos parapsicológicos se consideren un ejemplo de ordenación general acausal, pero no sincronicidad, que definimos como una estricta ejemplificación completamente acausal de significado en el mundo interno y externo. Los fenómenos parapsicológicos no son científicamente acausales , sino históricamente, porque no hay ninguna energía o intercambio de información responsable de las correlaciones medidas, carecen de significado asociado con la sincronicidad. Además, los fenómenos parapsicológicos, como los fenómenos cuánticos, son "constantes y reproducibles". En este sentido, son científicamente causales. Su repetibilidad contrasta con la naturaleza esporádica, impredecible y única de la sincronicidad.
CONCLUSIONES
Pese a que Jung era considerado a veces un místico, él mismo se consideraba un empirista. Por esta sola razón, tuvo gran interés en los estudios de laboratorio de Rhine. De la cita al inicio de este artículo, tomada de la carta de Jung a Rhine del 9 de Septiembre de 1951, podemos ver a Jung profundamente en deuda con Rhine por sus estudios empíricos en parapsicología. Jung (1975) explicó en una carta del 18 de septiembre de 1945, cuan rehacio era, a pesar de los repetidos ruegos de Rhine, a escribir sobre lo paranormal (incluyendo la sincronicidad) sin datos sistemáticamente recopilados:
Estimado Dr. Rhine,
Su carta ha sido un gran placer para mí. A veces he pensado en usted en estos últimos años y también he citado su nombre y sus experimentos a muchas personas. Ojalá pudiera cumplir su deseo, pero teniendo conciencia científica, me siento muy vacilante porque, siendo médico, mis observaciones son todas de índole clínica, lo que significa que en cierta medida son inevitablemente subjetivas y nunca sistemáticas por cuanto son todos casos y hechos aislados que forman una masa bastante incoherente que se parece a una colección de anécdotas. Desprecio esa manera de abordar este asunto y preferiría estar en mejores condiciones para tratar con un material coherente recogido siguiendo ciertas líneas científicas. Por supuesto, he tenido bastantes experiencias dignas de mención, pero usted sabe cómo es eso: las circunstancias y las personas involucradas, aunque muy importantes para la explicación de los hechos, no pueden describir de manera que convenzan al extraño. Todo esto parece irremediablemente desordenado y bastante frágil. Como usted sabe, he pensado mucho sobre los hechos parapsicológicos y he tratado de establecer ciertas conexiones, pero siempre me abstengo de hablar públicamente sobre estos asuntos por las razones mencionadas. (pág. 378-379)
Dado que Jung "despreciaba" usar ese tipo de información anecdótica de las experiencias de sincronicidad y su deseo de tener "material coherente recogido siguiendo ciertas líneas científicas", es razonable suponer que nunca haya escrito el ensayo de sincronía sin las repetidos pedidos de Rhine y especialmente su meticuloso trabajo en laboratorio. Por lo tanto, estamos profundamente en deuda con Rhine por lo que muchos consideran el principal ensayo de Jung. Por supuesto, podemos decir que Wolfgang Pauli y Richard Wilhelm también influyeron mucho en Jung.
La correspondencia entre J.B. Rhine (1895-1980) y Carl G. Jung (1875-1961) continuó durante décadas, incluso durante el período entre-guerras. Intercambiaron sus más recientes libros, se preguntaban recíprocamente por la salud, y con frecuencia expresaban su aprecio y admiración por las ideas o logros uno del otro. |
Tratamos de demostrar que una cuidadosa apreciación de la causalidad y una estricta definición del concepto de "significado" distinguen con mayor claridad los fenómenos parapsicológicos de la sincronicidad. Esta distinción honra a estos dos grandes pioneros y abre el camino para una mejor comprensión de cada fenómeno.
Sin embargo, todavía hay muchas sutilezas para entender la sincronicidad y los fenómenos parapsicológicos. La sincronicidad es más rara, más irregular y menos confiable que los fenómenos parapsicológicos (al menos, se lo prueba en condiciones de laboratorio). Von Franz (1992) nos dice: "Lo más que podemos decir es que algo puede sucede cuando un arquetipo está constelado, y si algo sucede, entonces tendrá el mismo significado que el arquetipo, pero no podemos predecirlo con certeza -puede ocurrir, o tal vez no." (p. 27) Mientras que los mortales no pueden "obligar a los dioses" o controlar las manifestaciones arquetípicas, como señaló V.M. (1999), sería muy difícil hacer experimentos científicamente controlados sobre la sincronicidad. Cuanto menos cualquier experimento de sincronicidad sería muy diferente de lo que comúnmente se entiende por "experimento" en ciencia. De ninguna manera podría ser un acercamiento forzado, controlado, o de manipulación de la naturaleza, puesto que hay que permitir la máxima libertad para que la naturaleza responda. Debe haber un cuidadoso seguimiento de la creatividad de los Unus Mundus, algo sensitivo para ambos, los eventos materiales correlacionados y el significado arquetípico de los fenómenos. Por supuesto, esto no tiene por qué ser así para los fenómenos parapsicológicos.
Von Franz (1992) defiende nuestras conclusiones sobre las mediciones en laboratorio: "Dado que los acontecimientos sincrónicos parecen ser irregulares, no pueden ser capturados estadísticamente, pero la ordenación acausal puede ser investigada experimentalmente, porque es algo general y normal". Aunque Von Franz no califica a los fenómenos parapsicológicos como un ejemplo de orden general acausal, el éxito en el laboratorio muestra que es "general y regular". En armonía con nuestras observaciones en el párrafo precedente, Von Franz describe entonces un experimento de sincronicidad propuesto por Jung al final de su vida. Sugirió que una vez que un arquetipo está constelado -por ejemplo, a causa de cierto estrés psicológico- se podrían emplear varios procedimientos adivinatorios cuyo funcionamiento depende de la sincronicidad. Por ejemplo, imagínese si el hombre de la sección "Cicatrizar Viejas Heridas" estuviera bajo análisis de modo que su vida onírica e imaginación activa fuera cuidadosamente observada y lanzar las monedas del I Ching o tener practicantes calificados para interpretar las cartas de Tarot o el horóscopo. Entonces, los resultados de todos estos procedimientos deben converger en un significado arquetípico saludable.
Este experimento encaja con nuestra descripción de no ser algo forzado, controlado o manipulado, sino que presenta dificultades propias. ¿Cómo podemos, por ejemplo, demostrar de manera convincente que los procedimientos adivinatorios coincidan; que los sujetos apropiados fueran tomados cuando un arquetipo estaba realmente constelado, que se toman los datos sin sesgar la interpretación y que otros factores extraños no distorsionan el resultado? Estos problemas no son insuperables, sino que no hacen más que "predicar a los convertidos", este experimento o cualquier otro debe hacerse con suficiente rigor para que la comunidad científica quede satisfecha con todos los aspectos de la toma y el análisis de los datos, etc. Esta es una tarea formidable, pero aprendiendo de los éxitos en parapsicología, sería más convincente si, al inicio de cualquier experimento de sincronicidad, un grupo de escépticos fuera ampliamente consultado para cooperar con el diseño de los protocolos experimentales. También podrían ser consultados para asegurar un alto nivel de integridad durante el experimento.
La psicología profunda nos enseña a no proyectar la Sombra (el arquetipo junguiano negativo de nosotros mismos) sobre nuestros colegas escépticos y críticos. En cambio, desde el principio, podemos aprender de ellos e integrarlos en nuestros esfuerzos por comprender los misterios de la sincronicidad. Si hacemos esto lo suficientemente bien, entonces tendremos la oportunidad de establecer experimentalmente la sincronicidad y, por lo tanto, avanzar hacia el establecimiento de temas censurados como la teleología en ciencia. Aún más importante, podríamos avanzar en la superación de la fantasía cartesiana de que, a pesar de su temprano éxito en guiar a la ciencia, ahora es una carga en muchas áreas de la ciencia. Esto realmente honraría a Rhine y a Jung, quienes se esforzaron poderosamente para ampliar la visión científica de la mente.
Referencias
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Von Franz, M.-L. (1975). C.G. Jung: His myth in our time. London: Hodder & Stoughton.
Von Franz, M.-L. (1992). Psyche and matter. Boston: Shambhala Publications.
Notas
1. Profesor de Psicología en la Universidad de Friburgo y editor del Zeitschrift für Parapsychologie und Grenzgebiete der Psychologie.
2. Phantasms if the Living (1886) citado por Jung, 1978c, para. 830.
3. Debido a que Jung no tenía una comprensión técnica en física, sus ejemplos son algo problemáticos. Este y otros detalles de la noción del orden general acausal aparecen en Mansfield (1995). Nuestro esquema de clasificación se resume en la Figura 2, que modifica la clasificación de Jung, que se muestra en la Figura 1.
4. Por ejemplo, hay una larga tradición de la dirección intencional de la telepatía, la clarividencia, la psicocinesis y otros fenómenos relacionados, también llamados poderes ocultos, o siddhis, en Oriente. Aunque los practicantes espirituales no aconsejan el desarrollo de estos poderes, que pueden distraernos de la individuación, hay una creencia de su existencia. Especulamos que la magia primitiva, es el empleo deliberado de la ordenación acausal, las todavía oscuras leyes de la naturaleza, actúan voluntariamente pero de manera acausal sobre la materia, presumiblemente magos genuinos pueden emplear esas mismas leyes naturales para el bien o para el mal.
* Agradecemos al Rhine Research Center por su cooperación proporcionándonos las cartas de Rhine y Jung. El presente artículo ha sido publicado en el Journal of Parapsychology, Vol. 62, Marzo 1998, pp. 3 25.
** Sally Rhine Feather PhD fue Directora del Rhine Research Center y continúa su labor de investigación y educación en parapsicología que iniciaran sus padres desde 1930, J.B. y Louisa Rhine, fundadores de la parapsicología moderna. Feather trabajó como asistente de investigación en el Laboratorio de Duke y obtuvo el doctorado en psicología experimental por la Universidad de Duke (1967). Más tarde se formó y trabajó como psicóloga clínica, y actuó en el Consejo de Administración del Rhine Research Center. Junto a Michael Schmicker, es co-autora de The Gift: The Extraordinary Paranormal Experiences of Ordinary People (2005) y en 2010 recibió el Career Achievement Award (Premio a la Trayectoria) de la Parapsychology Association. Actualmente, se ocupa de la investigación de casos, coordinando programas educativos y escribiendo libros, entre ellos, una obra que compila la correspondencia de J.B. Rhine con celebridades científicas.
*** James A. Hall (1934-2013) se graduó de Southwestern Medical School. En 1961. Después de una residencia en Psiquiatría en Duke Medical School, sirvió como capitán en el Ejército de EE.UU. en Fort Bragg, Carolina del Norte, de 1965 a 1968. En 1968, se trasladó a Zürich, Suiza, para obtener la certificación como psicoanalista junguiano en el Instituto C.G. Jung, graduándose en 1972. fue el autor de siete libros en el campo de la psicología junguiana: Clinical Uses of Dreams: Jungian Interpretations and Enactments, The Jungian Experience: Analysis and Individuation, Jungian Dream Interpretation: A Handbook of Theory and Practice, entre otros.
**** Victor Mansfield (1941-2008) es profesor de física y astronomía en la Colgate University. También ha dictado clases centradas en el budismo tibetano y la psicología junguiana. Ha dictado regularmente conferencias en universidades, conferencias, institutos jungianos, y salas psiquiátricas, en lso Estados Unidos y Europa. Además de su larga lista de publicaciones científicas, ha publicado docenas de artículos interdisciplinarios que examinan la relación entre la física y los campos del budismo y la psicología junguiana. Ha estudiado y practicado con destacados líderes espirituales en los Estados Unidos, Europa y la India. Su libro, Synchronicity, Science y Soul-Making: Understanding Jungian Synchronicity (Open Court, 1995), ha sido aclamado uno de los análisis más importantes de la sincronicidad después C. G. Jung.
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